miércoles, 20 de enero de 2010

Mariposas en mi estomago

(Cuento de fin de semana





Han sido los tres días más maravillosos de mi vida, fue en las fiestas de la ciudad de mi amigo Gorka, que me invito a pasar el fin de semana. No pensaba ligar de hecho soy mas bien tímido y casi nunca doy el paso determinante.
Me fui con mi amigo a la verbena instalada junto a la estación, que ambiente había en la ciudad. Gorka me presento a una amiga suya, Raquel, que a su vez venia con otra niña, Edurne, no se si describirla: ojos verdes, cejas perfectas, pelo castaño con melena rizada hasta la mitad de la espalda y una piernas que no acababan, y con un aire que quitaba el hipo, nos cruzamos las miradas y ya no eran mariposas en mi estomago… uf, que calor.
Al día siguiente estuvimos de tapeo, luego de compras y por la noche en Havanna (bar de copas).
Y aquí dio el paso y además con estilo.
Pues lo que mas me gusta de una mujer es su sonrisa, y la de Edurne era (bueno es) un coro de perlas.
En un descuido mió, me beso, la bese…
El chico de la barra flipaba (envidia) fueron besos cálidos.
La propuse ir al parador.
Se negó sin valorar mi grosería de un revolcón rápido.
La acompañé a su casa y recupere mi maltrecha compostura, pidiéndola por adiós, una sonrisa.
Me compenso.
No hubo mas besos hasta el día siguiente, los últimos.
Loco de amor, pero con el billete de vuelta a Madrid, la llame temprano para ir a desayunar. No quiso. Edurne me invito, dijo, que en su piso, una excusa para abrir la puerta con una camiseta verde corta y estrecha braga violeta de encaje.
No probamos bocado que no fueran nuestros cuerpos durante todo el día, el sudor era nuestra bebida, la risa nuestro alimento.
Tenía que volver, le pedí el móvil y no me lo dio. Le anote mi número. Así que si lees esto, Edurne quiero que sepas que me tienes loco. Y sabes como encontrarme…

2 comentarios: