sábado, 20 de febrero de 2010

Trozos de Papel



(cuento fin de semana)



Por alguna extraña o misteriosa razón el trozo de papel llego hasta su bolsillo. Él enseguida notó la diferencia entre un bolsillo lleno y otro vacío. Con meticulosos movimientos, los que se producen cuando uno ha sentido el pavor que emana lo desconocido, tomó con ambas manos el papelillo. Casi totalmente poseído por ese atroz sentimiento, comenzó a desdoblar la pequeña hoja. Su corazón latía cada vez más fuerte; el último pliegue siempre parecía ser el próximo. Se detuvo por un instante. Respiro profundamente. Sus manos comenzaron a moverse muy lentamente, demasiado lentamente. Luego sonrió; el papel no mostraba vestigios de ningún intento de escritura, sólo era un trozo de papel, virgen. Volvió a sonreír; suspiro mientras se regocijaba al haber acabado de leer lo más hermoso que jamás hubiera imaginado.

1 comentario:

  1. Suele pasar, se disfruta más con los preámbulos que con el hecho en sí.

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